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Colectivo Cajú

Juliana Facchin cuenta cómo es introducirse en el mundo del arte urbano


Tiene 23 años. Se graduó, casi, hace uno. Junto con Camila Florencio, fundaron Colectivo Cajú. Se conocieron en la facultad, pegaron onda y decidieron trabajar juntas. Realizaron seis murales en dos años.


Nuestros estilos artísticos iban de la mano. Nos gusta el tema sobre cómo el humano se vincula con la naturaleza. El punto de partida fue ese.

El primer mural de Cajú es como un manifiesto de esa identidad a la que Juli y Cami llegaron el primer día que se juntaron a hacer dibujitos y charlar sobre los inicios de este proyecto en un cafecito en Ciudad Vieja.

Primer mural de Cajú

Una mano se alza entre plantas, como naciendo desde un mismo lugar. Eso quedó pintado en una de las paredes de Residencia Buena Onda, en Pocitos.


El primero siempre tiene algo especial. Es como un hijo.

Después siguieron; desde la fachada de una capilla hasta la fachada del Edificio Athanasius de la Universidad Católica, que se puede ver desde Gral. Urquiza 2871.

También hicieron trabajos comerciales. Entre ellos, la pared frontal para una barraca, el mural más desafiante para Cajú. En el podcast Juli cuenta cómo fue la primera vez que manipularon una grúa.


Hay un método. Uno más uno más uno, hasta que vas llegando al resultado.

Por más que la gente piense que es algo difícil, -pensamos que es muy difícil- Juli cuenta con mucha naturalidad el proceso. Primero, diseñan en el ipad, segundo, el foto montaje en la pared, después, viene la cuadrícula del diseño y numerar los colores. Así. Estudiaron para eso.


Futuro

Soñando en grande, un festival.

Ahora están en pausa. Ser artista implica momentos con mucho trabajo, y otros más tranquilos, dice Juli. Pero proyectan un futuro.

La historia detrás de Cajú es la de dos chicas que en su arte buscan vincular el hombre y la naturaleza.










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